Acabamos de commemorar el 25 de noviembre, Día Internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres, y un año más volvemos a lamentar los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas.
Este año, de momento, son 37 las mujeres asesinadas. Mujeres con proyectos de vida, con familia, con ilusiones, con sueños,… Mujeres a las que les han arrebatado su vida por no querer continuar en una relación de pareja o por no ceder a la manipulación de un hombre machista que lleva muy interiorizado aquello de “si no eres mía, no serás de nadie”.
La violencia contra las mujeres es una clara expresión de la vulneración de un derecho fundamental: vivir libre de violencia y sin discriminación.
La última Macroencuesta de Violencia contra la mujer, realizada con datos de 2019, refleja que una de cada dos mujeres en España ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida.
Con estos resultados no podemos mirar hacia otro lado. Nos compete a toda la sociedad luchar contra esta lacra social porque hasta que las mujeres no dejen de ser asesinadas por el mero hecho de ser mujeres no tendremos una sociedad justa.
No hay justicia ni democracia en una sociedad en las que las mujeres están expuestas a múltiples violencias: la física, la psicológica, la sexual, la económica, la institucional,…
Los hombres tenemos mucho por hacer. No podemos callar ante las conductas machistas de nuestros iguales. Debemos dar un paso al frente, posicionarnos contra el machismo hasta que éste deje de ser tolerado socialmente. Debemos revisar nuestras conductas. Deshacernos de esa masculinidad hegemónica aprendida que no nos hace bien, ni a nosotros ni a nuestras compañeras.
Debemos seguir trabajando hacia la consecución de una igualdad real, plena y efectiva para poder vivir en una sociedad totalmente igualitaria.