Hablar de 8 de marzo es hablar de reivindicaciones feministas y de la lucha histórica de las mujeres por la igualdad de derechos. Una demanda que a fecha de hoy, cien años después de que se empezara a conmemorar, sigue siendo necesaria por la falta de igualdad real para la mitad de la población mundial: las mujeres.

La historia del movimiento obrero nos la han contado con rostro de varón y esto ha hecho que la lucha de las mujeres obreras se haya mantenido en un plano más invisible. La conmemoración recuerda la huelga de “Pan y Rosas” de 1912 en la que las mujeres trabajadoras de la industria textil en EE.UU reclamaban un salario adecuado (pan) y unas mejores condiciones laborales (rosas). Después de 63 días de huelga, los empresarios tuvieron que ceder y aceptar la reducción de la jornada laboral, un aumento del salario y el reconocimiento de los sindicatos de mujeres obreras.

La lucha feminista ha conseguido avances en materia de igualdad, pero aún queda mucho camino por recorrer. Según datos de la Comisión Europea, la brecha salarial en España es del 11,9 % en detrimento de las mujeres. Un dato que se explica por la falta de corresponsabilidad real en las tareas domésticas y de cuidados y que provoca que las mujeres sigan siendo mayoritariamente las que reducen sus jornadas laborales para realizar dichas tareas.

Hay que erradicar estas situaciones que entorpecen el pleno desarrollo profesional y personal de las mujeres.

Recuerda, las mujeres no quieren flores el 8 de marzo. Quieren que sus derechos sean respetados.